Por: Jon Aizpúrua
Movimiento de Cultura Espírita CIMAUna de las cuestiones más difíciles y delicadas que se han presentado en el Espiritismo desde sus propios inicios se relaciona con sus posibilidades para mantenerse actualizado frente a los avances que se producen continuamente en todas las áreas del conocimiento, y, al mismo tiempo, preservar los principios básicos que garantizan su identidad doctrinaria y constituyen la razón misma de su existencia. Identidad y cambio, son pues, los términos de una ecuación que exige una actitud abierta, equilibrada y prudente.
Una actitud, precisamente, como la que
adoptó en su tiempo Allan Kardec, el ilustre fundador y codificador de la
Doctrina Espírita, y es por eso, que la lectura de sus obras nos inspira tanta
confianza y seguridad en la correcta orientación que él trazó, siguiendo además
las pautas que le proporcionaron espíritus de altísima elevación moral e
intelectual.
En El Libro de los Espíritus y demás textos
que integran la Suma Kardeciana, encontramos de manera explícita los criterios
que definen los rasgos progresistas de la naciente idea:
Doctrina evolutiva:
"El Espiritismo, avanzando con el
progreso, nunca será rebasado, porque, si nuevos descubrimientos le demostrasen
que está errado acerca de algún punto, él se modificará en ese punto y si una
nueva verdad se revelase, él la aceptará"
Científica, filosófica y moral:
"El Espiritismo es a la vez una
ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica,
consiste en las relaciones que pueden establecerse con los espíritus; como
doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se
desprenden de semejantes relaciones"
Abierta:
"El Espiritismo, so pena de suicidio
no puede cerrar las puertas a ningún progreso"
Dinámica:
"La inmovilidad, en vez de ser una
fuerza, se convierte en una causa de debilidad y rutina para quien no sigue el
movimiento general; rompe la unidad, porque quienes desean ir hacia adelante se
separan de los que se obstinan en quedarse atrás"
Racionalista:
"La fuerza del Espiritismo reside en
su filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y al buen
sentido"
Arreligiosa:
"No teniendo el Espiritismo ninguna de
las características de una religión, en la acepción usual de la palabra, no
podía ni debía presentarse con un título sobre cuyo valor inevitablemente se
habría equivocado. Es por eso, que simplemente se dice doctrina
filosófica"
Universalista y fraterna:
"La fraternidad debe ser la piedra
angular del nuevo orden social. Pero, no habrá fraternidad real, sólida y
efectiva si no estuviese apoyada sobre una base indestructible; esta base es la
fe; no la fe en tales o cuales dogmas particulares, que cambian con los tiempos
y los pueblos se lanzan piedras porque, anatematizándose, mantienen el
antagonismo, sino la fe en los principios fundamentales que todo el mundo puede
aceptar: Dios, el alma, el futuro, el progreso individual indefinido y la
perpetuidad de las relaciones entre los seres. Esta es la fe que da el
Espiritismo y que será de ahora en adelante el centro en torno del cual se
moverá el género humano"
Tales características, claramente
puntualizadas en estas citas de Kardec, representan la mejor garantía de que el
Espiritismo, no solamente vino en el momento oportuno, superando
dialécticamente las carencias y errores tanto del materialismo como de la
religión; sino que llegó para quedarse, mostrando a la humanidad un camino
cierto hacia nuevos y superiores destinos.
Cerca de siglo y medio ha transcurrido
desde que fue codificado, y en todo ese tiempo, rico en transformaciones
sociales, científicas, intelectuales, culturales, económicas y políticas, los
postulados básicos que definen al Espiritismo, lejos de resultar lastimados por
el impacto de esos cambios, se han fortalecido, pues han aparecido nuevas
evidencias que confirman su autenticidad y veracidad. Ahora, en la antesala del
siglo XXI, con los nuevos enfoques de las ciencias naturales y de las ciencias
sociales que han dado origen a concepciones emergentes como las que ofrecen la
biología molecular, la física cuántica, la psicología transpersonal o la
parapsicología, se está abriendo paso un nuevo paradigma del conocimiento que
se define como holista, sistémico, dialéctico, ecológico y profundamente
espiritualista. Un paradigma donde se representa al Universo como la
cristalización del pensamiento y la voluntad de Dios, como un infinito sistema
en continua evolución, y al hombre como una compleja unidad
bio-psico-socio-espiritual. En ese paradigma, los principios fundamentales que
integran el cuerpo doctrinario del Espiritismo: Dios, espíritu, supervivencia,
reencarnación, evolución, mediumnidad y pluralidad de mundos habitados, se
ubican con perfecta comodidad.
Si esto es así, ¿qué se debe entender,
entonces, por actualización del Espiritismo? Pues, exactamente lo mismo que
entendió y previó Kardec: mantenerlo siempre actual, de manos con el progreso y
no a sus espaldas. Y eso es lo mismo que ya consideraron necesario pensadores
de la estirpe de Léon Denis, Gabriel Delanne, Gustavo Geley, Ernesto Bozzano,
Amalia Domingo Soler, Quintín López Gómez, Antonio Freire, Oliver Lodge, Cosme
Mariño, Manuel Porteiro, Humberto Mariotti, Angelo Torteroli, Carlos Imbassahy,
Herculano Pires, Deolindo Amorim, Soto Paz Basulto, Rosendo Matienzo Cintrón,
Luis Zea Uribe, Ernesto Moog, Pedro Alvarez y Gasca, David Grossvater, Manuel
Matos Romero, para mencionar solamente algunos de sus más insignes
representantes en diversas épocas y naciones.
Actualizar el Espiritismo no implica, en
forma alguna, la eliminación o la sustitución de ninguno de sus postulados
centrales. Pero significa, eso sí, revisar la manera como son entendidos e
interpretados, y adecuarlos a las nuevas conquistas del conocimiento
científico. Encontramos numerosos temas y conceptos que apenas fueron
insinuados en las obras kardecianas, y que requieren ser completados y
desarrollados. La ciencia y sus aplicaciones tecnológicas han abierto rumbos
que antes no existían y que el Espiritismo debe también incorporar. Y el
lenguaje con que se comunican las ideas, con todas sus implicaciones semánticas
y semiológicas, debe ser revisado, modificado y perfeccionado.
Eso, que es tan obvio y elemental, y que
provoca tanto escozor a los espíritas de mentalidad conservadora y dogmática,
ya lo hizo Kardec en su momento. En abril de 1857 publicó El Libro de los
Espíritus conteniendo 501 preguntas y respuestas, y en 1860, dio a conocer la
que sería la segunda y definitiva edición con 1018 cuestiones. ¡Había revisado diversas
opiniones y más que duplicado el número de asuntos abordados! En 1858 publicó
Instrucción práctica sobre las manifestaciones espíritas, y después tomó la
decisión de no editar más esa obra y refundirla en El Libro de los Médiums.
Tanto en sus libros como en la Revue Spirite, Kardec reconoce, con la
honestidad que le caracterizaba, que en numerosas oportunidades se vio obligado
a variar su opinión sobre ciertos temas e interpretaciones, e invita a los
espíritas a actuar siempre de ese modo para evitar que la doctrina quede
marginada del progreso en general.
Para nosotros está muy claro que se debe
resguardar la integridad de la doctrina y la fidelidad a las directrices que
fueron trazadas por la espiritualidad superior, y que se debe permanecer alerta
ante las "innovaciones" de extrañas procedencias que han tratado de
infiltrarla, presentándose a sí mismas como "revelaciones
superiores", y que en verdad, nada aportan de interesante o constructivo,
y por el contrario, introducen ideas absurdas y extravagantes que desacreditan
a quienes las admiten.
La actualización del Espiritismo es un
planteamiento y una actitud que se sintonizan plenamente con la letra y con el
espíritu de las enseñanzas de su ilustre Codificador. No otra cosa haría él en
estos momentos y no otra cosa nos está reclamando que hagamos. Esta convicción
nos mueve a expresar con firmeza y serenidad que la vigencia de Kardec no está
en discusión, que su pensamiento es muy actual, y que el sentido dinámico y
progresista de su obra es la mayor garantía de que siempre estará en sintonía
con el progreso.
Es por eso, que la C.E.P.A. está convocando
el XVIII Congreso Espírita Panamericano, que va a realizarse con gran éxito en
octubre próximo en la hermosa ciudad de Porto Alegre, con la intención de
comenzar a discutir sobre el tema de la actualización, inaugurando apenas un
proceso que habrá de ser continuado en otros eventos, con la participación de
todos los espíritas que aman esta hermosa doctrina y desean verla siempre
fresca, dinámica y abierta.
La actualización del Espiritismo es una
necesidad inaplazable y un desafío a la inteligencia, a la cultura y a la
sensibilidad de los espíritas. Marchamos hacia ese proceso enarbolando la
bandera de Kardec y sintiendo en nuestras almas la inspiración de ese mundo
espiritual superior que orienta, anima e impulsa todo esfuerzo que contribuya a
la superación de la humanidad.